¡Y por fin llegó el día! Tras una larga espera de más de tres meses desde que compré el billete (y alrededor de 13 años desde que se me metió entre ceja y ceja realizar este vuelo), en los que sucedieron infinidad de cosas de cosas, el día señalado en rojo en el calendario hizo su aparición sin mucho ruido.
Sinceramente, ha sido más la gente a mi alrededor que yo mismo, los que han estado recordándome el viaje sin cesar, sobre todo en estos últimos días. Por mi parte, y con la mayor sinceridad que me permite este momento, os puedo asegurar que no he llegado ni a mentalizarme ni tampoco a estar nervioso hasta que he aterrizado en Nagoya, en ningún momento he sido consciente realmente de lo que estaba realizando.
Antes de proseguir, quiero agradecer a todos mis amigos los buenos deseos que me han mandado, y los esfuerzos realizados para despedirse de mi, e incluso, en el caso de Josito, el ponerme en contacto con sus amistades (ya te contaré en que queda todo cuando consiga dar con ellos). Pero sobre todo, tengo que agradecerle esto a Sergio, mi GRAN AMIGO, y excelente persona, el cuál ha sido el encargado de animarme, desde el primer día que se vino a vivir a Japón, y de esta manera poder conseguir mi sueño, viajar al país del Sol Naciente.
Llevo un cuaderno encima donde voy anotando las cosas, así que no os sorprendáis por si hago referencias raras a él.
Y sin más, procedo a mi contar mi viaje...
Ya puedes decir que has visto anochecer en el pais del sol naciente...
ResponderEliminarEspero ansioso las cronicas de Miguel...